sábado, 17 de diciembre de 2011

La asombrosa experiencia de un MBA


Podrían existir miles de formas de ver la experiencia de un MBA. Uno podría decir perfectamente que te confronta a situaciones que uno detesta vivir. Tras 13 meses de conocer gente de 86 nacionalidades diferentes, convivir con ellos, tanto en buenos momentos como en malos, uno tiene que decir adiós. Un adiós de esos que se hacen nudo en el estómago. Porque dice el adiós sin realmente saber lo que significa, sin saber que el hasta pronto que sigue después es muy ambiguo. La implicancia de un MBA con 86 nacionalidades es brutal, y uno no se da cuenta hasta el día en que realmente empieza a despedir a gente que se va a más de 5.000 km de distancia. Y bien, a uno le puede encantar viajar, y ya puede estar haciendo planes para ir a visitar a esa gente a sus países... pero ya no será lo mismo. Claramente esa gente que vuelve a sus países vino aquí en igualdad de condiciones que uno, sin amigos o sin familia, en un entorno distinto, y se apegó a aquellos compañeros suyos que compartían mismos gustos y formas de ser. La amistad se crea como cualquier otra, y hasta posiblemente más fuerte porque se vive más el día a día a causa de la intensidad del mismo programa y el estar estudiando fuera de donde creció. Pero ahí viene el problema, 13 meses después está escrito, la separación es inevitable fruto de la misma experiencia. Y como dijo un amigo, en el MBA no te enseñar a manejar tus emociones, lo cual lo deja a uno sólo frente a una sensación extraña, de angustia y alegría.
El IE puede tener muchas críticas, puede fallar en muchas cosas. Realmente no se cómo serán otras universidades dentro del top 10. No se, si los estudiantes las criticarán o estarán 100% satisfechos. Si las clases serán mejores, si los profesores sean más adecuadas... jamás lo sabré. Por mi parte he tenido excelentes profesores, como así también malos profesores. Sin embargo, hoy 17 de diciembre realmente no cambian mi experiencia. Está claro que me llevo más de los buenos que de los malos, que los recordaré mucho más, pero la idea del MBA ha pegado un vuelco inmenso en mi percepción. Viendolo ahora, el MBA no es aquello que te vayan a enseñar en una clase mediante libros y apuntes. No es la teoría que uno no vio, simplemente es el conjunto de experiencias que uno vive y va a aprendiendo de ellas. Tanto durante del año, como así de las experiencias pasadas de los mismos compañeros y profesores. Aquel profesor que más aportó a mi aprendizaje fue aquel que se alejó más de los libros, que supo compartir y demostrar por qué realmente estaba ahí.
Pero como dije, los profesores hoy por hoy veo que fueron una pequeña parte. La diversidad, y sin embargo la unión en una meta común de todos aquellos que llevamos el programa, fue lo que más me llevo de aquí. 86 nacionalidades es mucho, y si además le agregamos una variable de diversificación de perfiles es mucho más. Más de 420 personas diferentes que buscaban abrirse, conocer y compartir. Es verdad, posiblemente uno llegue a interactuar con un 50%... siguen siendo 210 personas... mucho... y más cuando uno vivió la mayor parte de su vida en el mismo país rodeado de la misma gente.
En este punto, debo recordar, que cuando acabé la universidad me dijeron: "se te acabó lo bueno, ya no estudiarás y verás lo que vas a extrañar la universidad". En su momento no se equivocaron, pero hoy si se han equivocado. Volví a estudiar, y viví algo que cuesta poder igualar y comparar con otras experiencias de la vida. Lo que realmente voy a extrañar es el MBA....
En fin, una magnífica experiencia acompañada por un enriquecimiento brutal de conocimientos, contrastes y comparaciones... Si que lo voy a extrañar...